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La violencia y la discriminación por motivos de género es un fenómeno social estructural, sistemático y transversal. Eso significa que atraviesa todas las relaciones, las diferentes clases sociales, edades, etnias y territorios. Los espacios académicos también son ámbitos en donde estas situaciones están presentes. Y la posibilidad de ponerles un límite, para poder transformarlas, está al alcance de todas las personas que integran la comunidad de la Facultad. 

Esta campaña invita a reflexionar sobre cuáles son los límites ante situaciones cotidianas que reproducen desigualdades y violencias y a tomar partido por una comunidad FCE más igualitaria e inclusiva.

¿Por qué hablamos de violencias?

La violencia es producto de las relaciones desiguales de género según estereotipos de lo que es femenino o masculino (como pares binarios) y está dirigida a afianzar la supremacía de lo masculino sobre lo femenino a través del control, la agresión, el dominio o la manipulación de las mujeres y de otros varones subalternos (que no responden al estereotipo hegemónico de la “masculinidad”) y de otras identidades disidentes.

¿Por qué hablamos de límites?

La violencia está presente en todos los ámbitos y relaciones.  Algunas veces muy expuesta; otras, sutil e invisibilizada. Muchas veces, la violencia no es percibida como tal, sino aceptada como algo “natural” y se “deja pasar” como algo irremediable. De ahí que sea tan importante “desnaturalizar” esas situaciones para no permitirlas en las relaciones cotidianas, y establecer los límites necesarios para que no sigan reproduciéndose.

 

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