El frente de nuestra Facultad presenta desde hoy una arquigrafía homenaje a Enrique Barros (1893-1961), primer presidente de la Federación Universitaria de Córdoba (FUC) en 1918 y uno de los principales gestores y líderes de la Reforma Universitaria.
Enrique Barros constituyó el triunvirato estudiantil de autoridades de la FUC que asumió la responsabilidad de dirigir la campaña para sostener los postulados de una universidad nueva, forjando la revolución universitaria que superó las fronteras del país y el continente.
Recibido de médico, su trabajo de investigación le valió reconocimiento mundial. Dominaba cuatro idiomas además del castellano: inglés, francés, alemán, y portugués. Quedó huérfano de padre durante su niñez, por lo que tuvo que trabajar para costearse los estudios.
En la etapa más violenta de la lucha, un grupo de ultra derecha entró al Hospital de Clínicas, donde él se desempeñaba como practicante, en horario nocturno y lo atacó con barras de hierro. Sufrió dieciséis operaciones que le restauraron la movilidad del lado derecho de su cuerpo paralizado. Como consecuencia quedó rengo y sufrió dolores y ataques por el resto de su vida, aunque conservó siempre la lucidez y pleno uso de sus facultades mentales.
Barros se recuerda como una persona accesible y paternal, con un extraordinario sentido del humor, una guía de conducta, de "sabiduría inagotable".
Tal vez el recuerdo más importante fue su famoso discurso "Cachorros de la Reforma", que pronunció el 3 de octubre de 1958 durante un acto público de la FUC. Lo hizo luego de que el Congreso Nacional, durante una sesión escandalosa, aprobara la creación de universidades privadas. Apostado en la escalinata de la base de la estatua de Vélez Sársfield se ubicó como orador. Había recibido amenazas de muerte si insistía en cerrar el acto. Los estudiantes formaron un escudo humano para proteger su cuerpo. Miles y miles lo rodeaban por todas partes. Así, pronunció su arenga más famosa y su herencia a las futuras generaciones. Su voz, a veces, se entrecortaba por la emoción.
En homenaje a su valentía, sabiduría, lucidez, honradez y compromiso, que permitieron forjar la universidad de nuestros días, la imagen de Enrique Barros ilustra nuestra Facultad y su nombre identifica a la ex Av. Valparaíso, ahora Bv. Enrique Barros.