El Proceso de Autoevaluación Institucional implica una delicada tarea de interpretación de un conjunto de elementos que interactúan configurando una realidad particular. De hecho, la instancia de autoevaluación no es, rigurosamente la etapa posterior o final de un proceso, sino un momento en el camino para apreciar lo caminado, y decidir cómo continuar. La autoevaluación que formula la institución debe aspirar a la credibilidad y al consenso. Se describe también como “un proceso profundamente humano que se nutre y se articula en el diálogo, la discusión y la reflexión.